Señor José Mourinho:
Bienvenido al Real Madrid. Sí, ya sé que usted lleva en este cargo un año y medio aproximadamente, pero tengo la sensación de que no se ha dado cuenta hasta ahora de la dimensión real del reto que afrontaba. Dirige a un equipo que ha terminado la primera vuelta de la Liga con 5 puntos de ventaja respecto al que algunos consideran el mejor equipo de la historia. Su conjunto ha marcado nada menos que 67 goles y va camino de pulverizar un récord histórico, a pesar de que a usted le tildan de entrenador defensivo.
Todo esto está muy bien, pero como ya le habrá dicho su jefe y a la sazón presidente del club, en esta empresa sólo está permitida la excelencia. Otros que ya ocuparon su mismo cargo salieron por la puerta de atrás a pesar de haber recorrido la senda del triunfo; algunos lo hicieron con un título bajo el brazo (Fabio Capello por partida doble) y otros se quedaron cerca de ello (Radomir Antic). Por eso, a usted se le demanda un poco más. Este club no es el Inter, ni el Chelsea, ni tampoco el Oporto. Aquí no vale sólo con llenar las vitrinas de copas, sino que además hay que practicar un fútbol del gusto de la grada del Bernabéu; un patrón de juego que se aleja del manido tiki-taca del Barcelona pero que también se distancia del esquema ultradefensivo que usted dispone cuando se mide al equipo de Guardiola.
Por todo esto, y ahora que usted ve fantasmas por todos lados, tanto en el lado de mis 'colegas' de la prensa como en el de los fans de este equipo, me permito remitirle a modo de examen de su propia conciencia los principales pecados que la afición madridista le achaca:
- Intentar apagar los fuegos con gasolina: Es muy loable que haya convencido a un sector de la directiva y a muchos aficionados de que no hay que poner la otra mejilla. En este fútbol actual con cierto tufo a mafia, existen muchas injusticias y algunas de ellas afectan directamente al Real Madrid. Sin embargo, eso no le da licencia para disparar contra todo y contra todos, ya que eso juega en su contra. Son muchos los que esperan una derrota madridista para cargar contra usted y de paso contra los jugadores y el club. Eso por no hablar del ejercicio de motivación que supone para algunos rivales sus continuos dardos dialécticos, como el 'doblete' de Villa en el Clásico del 5-0 tras unas declaraciones suyas.
- Defender siempre de forma pública a Pepe: El año pasado dijo en una rueda de prensa que Pepe debía ser renovado porque con él en el campo el equipo podía defender mucho más arriba. Ayer ante el Athletic tanto Varane como Ramos se encargaron de demostrar que no todo el mérito es del excentral del Oporto. Con su agresión a Casquero y algunas salidas de tono tan lamentables como la acción con Messi y su posterior pseudodisculpa se ha encargado de pisotear (nunca mejor dicho) la primera estrofa del himno madridista: "De las glorias deportivas que campean por España, va el Madrid con su bandera limpia y blanca que no empaña".
- Establecer agravios con determinados jugadores: Sus ya habituales dardos en rueda de prensa a determinados jugadores pueden haber dejado de tener un efecto estimulante. Esa propensión suya a no culpar a sus compatriotas cuando las cosas no van bien no ha sentado bien, ni en el resto de jugadores de la plantilla ni tampoco en una grada que lejos de lo que usted piensa sí tiene una opinión crítica sobre jugadores patrios como Xabi Alonso o Casillas.
- No saber jugarle al Barça: La obsesión del madridismo en su pura esencia. Usted llegó como el exorcista ideal, pero lejos de sacar esos demonios ha logrado que esos se aviven con más fuerza. Sus planteamientos contra el Barça dejan la sensación de que el único objetivo es la fortaleza defensiva y no tanto qué cartas hay que jugar para sacar el máximo rendimiento en el plano ofensivo de jugadores como Cristiano Ronaldo, Benzema u Özil. Este miércoles tiene una nueva oportunidad para redimirse de este pecado, lo que le puede abrir la puerta para el perdón de los otros seis.
- No entender las peculiaridades y dificultades del fútbol español: El Madrid perdió la Liga del año pasado por no ganar los duelos directos con el Barça, pero también por dejarse puntos en campos de equipos modestos. Echando un vistazo a la historia reciente, el Reyno de Navarra o Riazor son estadios donde al Madrid le ha costado mucho sacar la victoria en los últimos años. Que el equipo volviera a tropezar en esas mismas piedras también es un lunar en su expediente.
- Errónea política de comunicación: Los jugadores no conceden entrevistas y apenas aparecen por la sala de prensa de Valdebebas. Usted copa todo el protagonismo, tal vez en un nuevo intento por ejercer de pararrayos para con las críticas hacia la plantilla. Sin embargo, el Real Madrid es un foco de noticias tan grande que no puede ser acaparado por una sola persona. Sin información, abunda la opinión y la crítica, y se da pie a que los medios vivan de filtraciones como la que publicó Marca este domingo.
- No sacar el máximo partido a jugadores como Sahin: En la lógica evolución de su equipo, la afición esperaba que usted añadiese a esa vena ganadora una chispa de creatividad que a su vez sirviese para dar otra alternativa al conjunto blanco. Nuri Sahin se postulaba como el faro que ayudase a Xabi Alonso a nutrir de balones a ese coral casi inigualable en el ataque. Seis meses después y tras varias lesiones, la aportación del turco al equipo es nula y además la afición no obtiene respuestas sobre ello mientras contempla atónita como el jugador se queda incluso fuera de las convocatorias.
Atentamente, Francisco Quirós
Publicado el 23 de enero de 2012 a las 09:45.